De bigote espeso y cejas pobladas, Carlos Alberto Prada, evoca los recuerdos de cuando tenía 17 años y fue “analfabeta por desuso” “era que yo solo había hecho segundo de primaria cuando tenía siete años, pero como me dediqué a las labores del campo entonces había olvidado lo aprendido” al darse cuenta de que sus hermanos, siguiendo el proceso educativo, sabían más que él “me tome muy enserio seguir las clases” Carlos retomó sus estudios con los programas formativos y agrícolas que transmitía Radio Sutatenza, perteneciente a la organización (ACPO) Acción Cultural Popular.
A esta labor educativa también se le conoció como Escuelas Radiofónicas. Su misión fue brindar educación fundamental integral a los campesinos a través de la radio, con varios elementos, entre los que se destacan: cartillas, cursos de extensión, láminas y el periódico El Campesino.
Al principio el radio era un aparato no muy conocido por los habitantes del pueblo natal de Carlos, pero con el tiempo se convirtió en acompañante y educador de los pobladores de Hunzaga Santander, tierra del cacique Hunza, hoy más conocida como la capital de las Escuelas Radiofónicas “porque en ningún otro municipio o parroquia de Colombia se llegó a tener tantas familias campesinas estudiando, matriculadas y con todos los elementos de Acción Cultural Popular como en Hunzaga, allí llegamos a tener setecientas familias campesinas estudiando” menciona Carlos.
Hace algunos años Prada fue auxiliar inmediato de las Escuelas Radiofónicas. Se encargaba de impartir en otras veredas y departamentos el conocimiento adquirido en ACPO, esto le permitió viajar al municipio de Sutatenza a estudiar en los institutos de la organización, donde conoció a Monseñor Salcedo, fundador de Radio Sutatenza y las Escuelas Radiofónicas.
“Allí pasé los mejores años de la juventud, gracias a la idea que se gestó en el 47 en la mente de un joven de Corrales Boyacá, que desde pequeño le inquietó el estado de los campesinos de Colombia, según nos contaba él; había viajado con una tía a distintas regiones de Colombia y encontraba en todas partes la misma situación: la ignorancia, el abandono y los malos tratos, porque los campesino, aparte de ser ignorantes, también eran ignorados” dice Carlos recordando a José Joaquín salcedo quien llega en el año 1947 como ayudante del párroco al municipio de Sutatenza, Boyacá, y como radioaficionado se entusiasma en crear programas radiales para mejorar la calidad de vida de los habitantes del municipio.
“Ese era el punto con el cual monseñor quiso derrotar a la ignorancia para liberar al pueblo campesino de esa opresión que tenía, a través de la educación fundamental integral se logra sacar de los campesinos esas cualidades, esos valores tan bonitos que tienen y ponerlos al servicio de la comunidad y del mismo campesino” Carlos Alberto.
La labor educativa que implementó ACPO fue aplaudida por ser pionera en el mundo en educación por radio, como lo manifiesta el hombre que en el año 1970 ingresa a la familia Acción Cultural Popular “La obra de ACPO fue bien vista por muchas personas, pero también había personas que tenían su cierto recelo por la labor que hacia monseñor José Joaquín Salcedo con los campesinos que allí llegábamos”, Alberto rememora que “a los institutos de Sutatenza iban personajes importantes a mirar la obra y hablar con los campesinos que estaban allí”, una de estas visitas fue la Carlos Lleras Restrepo “él dijo: Sutatenza es desde ahora, la colina inspirada para el desarrollo y el futuro de la educación de los campesinos y de todo el país”
Carlos Alberto Prada Ochoa, recuerda también la visita de otro presidente, Misael Pastrana quién dijo refiriéndose a monseñor José Joaquín Salcedo “los empresarios se miden por sus ejecutorias sociales y económicas, pero a monseñor Salcedo tenemos que mirarlo por sus realizaciones culturales y sociales educativas. Monseñor es una persona excepcional en este campo de la educación y el desarrollo de las comunidades"
Carlos Hernando Prada Ochoa
