En sus manos Abigail sostiene la prensa, no precisamente la de hoy; para ella es el recuerdo de los buenos tiempos, aquellos en los que hacía parte de ese periódico.
“Tengo en mis manos la última edición, del semanario El Campesino que salió el 23 de agosto de 1987, este periódico se vendía por el valor de 50 pesos, para mi es una reliquia, lo guardo hace 27 años y lo seguiré guardando, porque representa mucho para mí” Abigail Rivera de Valencia es oriunda del municipio Norte de Santander, pero hace 42 años vive en Corinto Cauca, la capital de la paz.
En los años 60` Abigail era una pequeña niña, de familia campesina, que en su pueblo como recuerda ella, servía a la parroquia; en 1963 a su municipio llegan dos becas a la casa cural y ella fue escogida para irse a estudiar “Conocí de Acción Cultural Popular muy pequeña, yo era una niña campesina que vivía en un pueblito muy marginado, pero para las becas, el sacerdote escogió a otra niña y me escogió a mí, y desde el 63 en el mes de julio me vinculé a ACPO”
Abigail habla a la cámara aun con la prensa en su mano, parece no querer soltarla, mientras de su boca salen palabras fluidas y alegres, relata que para ella haber llegado a la Organización ACPO fue tal vez lo mejor que le ha pasado, porque ella nunca imaginó poder salir de su pueblo y tener otra historia, “uno vivía marginado en el pueblo creyendo que ahí se quedaba y que nunca iba a poder ver realizados sueños y anhelos, pero Acción Cultural Popular fue una gran bendición para mi vida, para mi familia, para la comunidad y yo empecé a dar esos pasos firmes de capacitación”.
Abigail recibió orientación en los cinco aspectos que ACPO consideraba una educación fundamental integral, donde los números, el alfabeto y salud tenían su espacio, además del trabajo campesino y la comunidad cristiana, “entonces nosotros fuimos formados integralmente porque en mi tiempo pues yo vivía en una vereda y apenas logre hacer un segundo año de primaria, en una escuela rural alternada, pero a través de Acción Cultural nosotros recibimos una capacitación, muy integral en todas las áreas que el ser humano comprende”.
El periódico El Campesino era uno de los elementos de Acción con los cuales la institución quería llegar hasta los lugares más remotos del campo colombiano, este periódico se editaba cada 8 días y a través de ellos, había capacitación para el trabajo en el campo y actividades relacionadas a a los cinco saberes que guiaron a la istitución en su método de educación; Abigail mientras perteneció a la organización ACPO leía a las personas el semanario, motivando a los campesinos a leer, a escribir y suguiriendoles comprar el periódico, porque era decirles, “a usted le llega el medico a la casa, el veterinario, le llega el agrónomo a la casa, a usted le llega el consejero familiar, porque por todos los rincones de Colombia el campesino llegaba y en los pueblos se repartía siempre El Campesino y la gente del campo sabía que era un medio de comunicarse y de aprender”
Ella duró muchos años en la institución, logró ser lider campesina, trabajar en muchos lugares de Colombia, recordando su primer experiencia en el departamento de Norte de Caldas; en 1968 cuando tenía apenas 23 años empezó sus estudios para ser lider regional coordinando el trabajo de los líderes locales, convirtiendose en supervisora de la regional número uno, que comprendía los departamentos del Valle, Cauca, Nariño, Putumayo y el Ecuador; de allí pasó a trabajar en misión especial en la central de servicios de la organización, con sede en Bogotá, la capital del país.
“Mi novio quería que nos casáramos, entonces me case y tuve que renunciar a ACPO, pero no salió de mi corazón, fuimos a vivir a Corinto y allá, seguí haciendo lo que había aprendido, yo fui agente de este periódico hasta la última edición y fui agente de los libros de la biblioteca también hasta que se acabó; mande a muchos muchachos no solo de Corinto, sino de pueblos circunvecinos, a capacitarse también con los Institutos Radiofónicos” de su experiencia, rescata el gran sentido de pertenencia que le dejó la institución y los valores que allí le infundieron, diciendole que ella, como cada persona tenía un propósito y la obligación de servir al pueblo.
“yo pude descubrir que yo era una persona digna, una persona capaz, inteligente, que mi Dios había puesto valores, talento y que yo no me podía quedar con eso allí, sino que los dones y talentos que Dios me había dado yo los podía poner en función de la comunidad ACPO fue muy importante, amó al campesino y lo dio todo para sacar al pueblo campesino adelante, dandome a mí la oportunidad de servirle a la gente, de ir a decirles usted es capaz, usted puede, tiene inteligencia y Dios quiere que usted viva mejor, que usted cambie de vida, se capacite y aprenda, para encontrar un mejor nivel de vida para su familia” Abigail termina de contar su historia, resumiendo en que las cosas más bonitas las vivió estando en ACPO, permitiendole ver nuevos horizontes y luchando por ser una mujer de bendición.
Abigail Rivera De Valencia
