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El fin de una era educativa

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En la década de los 80’s la situación de ACPO se tornó más compleja. Según el escrito del Banco de la República titulado “Radio Sutatenza: puntos de partida para una historia“, problemas económicos y administrativos así como las polémicas y conflictos generados con la jerarquía eclesiástica por la campaña de la procreación responsable, las difíciles relaciones con algunos sectores políticos y gubernamentales por su independencia y planteamientos frente al desarrollo del sector rural y campesino en el país, y el impactante desarrollo de la radio y la televisión como medios recreativos y comerciales, hicieron que Radio Sutatenza comenzara a decaer en sus niveles de audiencia, dejando como resultado la desaparición de la institución ACPO en el año 1994 y el progreso educativo que se manejó desde 1947.

Implementos usados en ACPO

- Monseñor Salcedo decidió irse para Florida, Estados Unidos, porque no recibió más apoyo de los gobiernos debido a que se popularizaron nuevos medios de comunicación y el presidente para la época junto con el estado, no le dio gran importancia a ACPO y al no tener un sustento el proyecto decayó. Tiempo después la administración estuvo de parte de algunos curas, pero no tuvo la misma acogida de la población campesina, lo único que aún queda en pie son las instalaciones de la emisora en Sutatenza, en donde actualmente se encuentra la Universidad Pedagógica Nacional y el Centro de Estudios.-  Miguel Ramírez.

 

- Era un tipo de educación excelente, había mucha voluntad por parte de la gente, éramos muy compañeristas, todos nos queríamos por igual. A mí me dio muy duro que se hubiera acabado Acción Cultural Popular, esa fue una de las grandes obras de Monseñor, la meta de él fue educar, siempre dijo que quería acabar con el analfabetismo – Olimpo Yasno.

 

- Desafortunadamente se terminó, los líderes que se formaron acá estuvieron  después para tratar de volver a que empezara el proyecto, pero no había quien los patrocinara, no fue posible, la cadena Caracol lo compró todo.- Eliecer Solano.

- Si hoy soy algo se lo debo a ACPO, porque seguramente si no hubiera tenido esta oportunidad ni estaría aquí, quien sabe que hubiera hecho, porque yo tenía la idea de irme a la guerrilla; me llena de satisfacción el poder participar en algunas cosas como la capacitación de algunos compañeros que también venían del campo, el tener una familia organizadita, digna donde se respira confianza, armonía, trabajo unido y muchas cosas más. Eso para mí, es grande.- Manifiesta José Arnoldo Candela, mientras lágrimas caen de sus ojos y recorren sus mejillas como si fueran caminos ocultos que llevaran a los tiempos más fascinantes de su vida.

 

El ambiente se torna silencioso, él no se siente capaz de pronunciar palabra alguna, parece que el recuerdo de lo que extraña, aún causa una clase de dolor lóbrego en su interior. María Elvira, Miguel, Arnoldo, Eliecer, Olimpo y Rafael comentan sus historias como si estuviesen sentados alrededor de la misma mesa, refugiados bajo el mismo techo, y sometidos al mismo aire caliente de algún lugar clandestino; sin embargo no es así, cada uno de ellos cuenta lo que vivió desde un punto distinto, unos sentados en sillas al aire libre, otros sedentarios en recintos cerrados, pero todos de igual manera acariciados por el recuerdo de un arrullo que en otrora, fue aquella causa que los unió y que los une ahora.

El indio Rómulo, ex funcionario de ACPO

De esta manera la institución ACPO quedo en el olvido y en el recuerdo; en el olvido para quienes nada significo y en el recuerdo para quienes lo fue todo. José Joaquín Salcedo falleció en Miami, Florida el mismo año en que su sueño educativo terminó; sus restos ahora reposan en aquel lugar del que formó parte, aquel lugar que nunca lo habría de olvidar… – Monseñor murió pero su idea no ha muerto, ella está en nosotros y seguirá después que nos vayamos de este mundo. Somos alumnos convencidos de que lo que nos dio Acción Cultural Popular es para la vida.- Rafael Méndez. –¡Porque esto no se ha acabado, para mí no se ha acabado todavía, esto se puede rescatar!- Bramó Miguel.

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